El cine en serio llega a Liniers de la mano de la familia Vignoli, un viernes 18 de febrero de 1927 al inaugurarse el “Cine y Teatro Capitolio”, frente a la estación de Liniers.
En la calle Rivadavia 11450/56, en los terrenos que José, Rómulo y Abel Vignoli le compraron a los Ingleses a 50 pesos el metro cuadrado, y donando lo recaudado en esa primera función en beneficio de las sociedades de fomento “La Gironda”; “Juan Bautista Alberdi” y “Democracia y Progreso”. Las 1.200 localidades fueron colmadas en el acto de inauguración.
La prensa resaltó en los diarios de la época sobre la importancia de la inauguración y la imponencia de su construcción. Fue así que el diario “Ultima Hora” del jueves 17 de febrero de 1927 anunciaba, “Un Gran Cine se Inaugura Mañana”. “Está situado en el barrio de Liniers y tiene capacidad para 1200 personas. Con una función a beneficio, abre mañana sus puertas al público, el Cine Teatro Capitolio, que bien puede figurar entre los mejores salones existentes en la Capital.
Propiedad de los señores Vignoli Hs., la sala que se inaugurará, merece ser señalada como un esfuerzo digno de ser aplaudido, pues en su construcción no se han omitido gastos de ninguna naturaleza, dotándosela de comodidades como existen en pocos salones del mismo género.
Han tenido sus propietarios el buen tino de hacer cómodos y amplios camarines para artistas y un amplio escenario, lo que quiere decir que en cualquier momento podrán actuar cómodamente grandes campañas teatrales. Un amplio hall y una espléndida terraza completan las novedades introducidas en la construcción del nuevo cinematógrafo, que será, sin duda alguna, el punto de reunión de todas las familias del Oeste de la Cuidad. Bien ventilado, con poderosos extractores de aire, cómodas butacas y cincuenta ventiladores colocados en diversos sitios de la sala, harán mas cómodos la estada del público, que, no dudamos, lo hará su salón predilecto, pues se ofrecerán espectáculos de primer orden.
Por otra parte, la experiencia de los señores Vignoli & Hermanos, adquirida en tantos años de trabajo, obligan a creer que sus esfuerzos serán ampliamente recompensados y que las familias de Liniers les prestarán el apoyo que se merece, ya que, además de ser un atractivo para el vecindario la construcción significa un adelanto edilicio para la zona, que de un tiempo a esta parte ha tomado un impulso pocas veces visto en la localidad. Es también simpático el gesto de los Señores Vignoli. en ofrecer el beneficio integro de la primer función a las Sociedades de Fomento Alberdi, Democracia y Progreso y la Gironda, instituciones que con todo entusiasmo luchan por llevar al Barrio de Liniers al lugar que merece estar”.
Los comentarios acerca de tamaña epopeya dieron mucho que hablar y que escribir fue así que El diario “La Razón” del jueves 18 de febrero de 1927 anunciaba, en un suplemento dedicado a la edificación, la inauguración de una sala de espectáculos considerada “la mejor instalada en las zonas suburbanas de nuestra Capital”. El diario destacaba la obra, sus proporciones y sencillez, “merced al espíritu emprendedor y laborioso que caracteriza a sus propietarios José, Rómulo y Abel Vignoli”
El mismo artículo enfatizaba la trayectoria en espectáculos públicos de “José Roveda”, autor del proyecto y director de los trabajos de la construcción. Por esta nota sabemos que Federico Valle instaló el equipo proyector cinematográfico, Poles Sartori & CIA., tuvo a su cargo la construcción del hormigón armado, las butacas fueron provistas por la firma Juan Zaccheo, la herrería artística estuvo en manos de Olivetta & Tuozzo, la escenografía fue creación de artista Pedro Calza, las instalaciones eléctricas fueron realizadas por José Meliante, las labores de marmolería por Constante Belleri y José M. Dianti, acreditado vecino mayorista en materiales de construcción. En la foto se puede apreciar el imponente frente del edificio de la época, y al costado la Chocolatería, que se inauguró para ese entonces en el lugar donde antes funcionaba un copetín al paso propiedad del Tano Ributtini, personaje del barrio que vivía en la hoy Timoteo Gordillo y Ramón L. Falcón.
Otro aspecto interesante a destacar es que para esa época la manos en el transito eran al revés de las actuales, las que se modificaron a partir del año 1945. También se puede apreciar el cantero central y del empedrado de la calle Rivadavia. El Capitolio fue un típico cine de barrio y por el pasaron los mejores artistas y películas del momento. Sus cuatro funciones tenían los siguientes horarios: 1º Sección 13:30 Hs, Sección Especial 16:15 Hs, Sección Vermouth 17:15 Hs y Sección Ronda 18:30 Hs.
Recordemos por un instante que en sus instalaciones entre tantas películas se proyecto la película “Tango”, primera película sonora Argentina al mismo tiempo que en los principales cines céntricos y actuaron figuras como Carlos Gardel, Tono y Gogó Andreu, Hugo del Carril, o se transmitieron por Radio El Mundo, los bailes de Carnavales con las orquestas mas importantes del momento con la presentación de personalidades como Jaime Font Saravia o Juan Carlos Thorry entre otros.
Me parece mentira estar escribiendo éstas líneas y al caminar hoy por nuestras calles ver con asombro que ni un solo cine y teatro como los de antaño han quedado en pie, ahora solo nos conformamos con las minúsculas salas del Shopping Liniers.
Publicado originalmente aquí
En la calle Rivadavia 11450/56, en los terrenos que José, Rómulo y Abel Vignoli le compraron a los Ingleses a 50 pesos el metro cuadrado, y donando lo recaudado en esa primera función en beneficio de las sociedades de fomento “La Gironda”; “Juan Bautista Alberdi” y “Democracia y Progreso”. Las 1.200 localidades fueron colmadas en el acto de inauguración.
La prensa resaltó en los diarios de la época sobre la importancia de la inauguración y la imponencia de su construcción. Fue así que el diario “Ultima Hora” del jueves 17 de febrero de 1927 anunciaba, “Un Gran Cine se Inaugura Mañana”. “Está situado en el barrio de Liniers y tiene capacidad para 1200 personas. Con una función a beneficio, abre mañana sus puertas al público, el Cine Teatro Capitolio, que bien puede figurar entre los mejores salones existentes en la Capital.
Propiedad de los señores Vignoli Hs., la sala que se inaugurará, merece ser señalada como un esfuerzo digno de ser aplaudido, pues en su construcción no se han omitido gastos de ninguna naturaleza, dotándosela de comodidades como existen en pocos salones del mismo género.
Han tenido sus propietarios el buen tino de hacer cómodos y amplios camarines para artistas y un amplio escenario, lo que quiere decir que en cualquier momento podrán actuar cómodamente grandes campañas teatrales. Un amplio hall y una espléndida terraza completan las novedades introducidas en la construcción del nuevo cinematógrafo, que será, sin duda alguna, el punto de reunión de todas las familias del Oeste de la Cuidad. Bien ventilado, con poderosos extractores de aire, cómodas butacas y cincuenta ventiladores colocados en diversos sitios de la sala, harán mas cómodos la estada del público, que, no dudamos, lo hará su salón predilecto, pues se ofrecerán espectáculos de primer orden.
Por otra parte, la experiencia de los señores Vignoli & Hermanos, adquirida en tantos años de trabajo, obligan a creer que sus esfuerzos serán ampliamente recompensados y que las familias de Liniers les prestarán el apoyo que se merece, ya que, además de ser un atractivo para el vecindario la construcción significa un adelanto edilicio para la zona, que de un tiempo a esta parte ha tomado un impulso pocas veces visto en la localidad. Es también simpático el gesto de los Señores Vignoli. en ofrecer el beneficio integro de la primer función a las Sociedades de Fomento Alberdi, Democracia y Progreso y la Gironda, instituciones que con todo entusiasmo luchan por llevar al Barrio de Liniers al lugar que merece estar”.
Los comentarios acerca de tamaña epopeya dieron mucho que hablar y que escribir fue así que El diario “La Razón” del jueves 18 de febrero de 1927 anunciaba, en un suplemento dedicado a la edificación, la inauguración de una sala de espectáculos considerada “la mejor instalada en las zonas suburbanas de nuestra Capital”. El diario destacaba la obra, sus proporciones y sencillez, “merced al espíritu emprendedor y laborioso que caracteriza a sus propietarios José, Rómulo y Abel Vignoli”
El mismo artículo enfatizaba la trayectoria en espectáculos públicos de “José Roveda”, autor del proyecto y director de los trabajos de la construcción. Por esta nota sabemos que Federico Valle instaló el equipo proyector cinematográfico, Poles Sartori & CIA., tuvo a su cargo la construcción del hormigón armado, las butacas fueron provistas por la firma Juan Zaccheo, la herrería artística estuvo en manos de Olivetta & Tuozzo, la escenografía fue creación de artista Pedro Calza, las instalaciones eléctricas fueron realizadas por José Meliante, las labores de marmolería por Constante Belleri y José M. Dianti, acreditado vecino mayorista en materiales de construcción. En la foto se puede apreciar el imponente frente del edificio de la época, y al costado la Chocolatería, que se inauguró para ese entonces en el lugar donde antes funcionaba un copetín al paso propiedad del Tano Ributtini, personaje del barrio que vivía en la hoy Timoteo Gordillo y Ramón L. Falcón.
Otro aspecto interesante a destacar es que para esa época la manos en el transito eran al revés de las actuales, las que se modificaron a partir del año 1945. También se puede apreciar el cantero central y del empedrado de la calle Rivadavia. El Capitolio fue un típico cine de barrio y por el pasaron los mejores artistas y películas del momento. Sus cuatro funciones tenían los siguientes horarios: 1º Sección 13:30 Hs, Sección Especial 16:15 Hs, Sección Vermouth 17:15 Hs y Sección Ronda 18:30 Hs.
Recordemos por un instante que en sus instalaciones entre tantas películas se proyecto la película “Tango”, primera película sonora Argentina al mismo tiempo que en los principales cines céntricos y actuaron figuras como Carlos Gardel, Tono y Gogó Andreu, Hugo del Carril, o se transmitieron por Radio El Mundo, los bailes de Carnavales con las orquestas mas importantes del momento con la presentación de personalidades como Jaime Font Saravia o Juan Carlos Thorry entre otros.
Me parece mentira estar escribiendo éstas líneas y al caminar hoy por nuestras calles ver con asombro que ni un solo cine y teatro como los de antaño han quedado en pie, ahora solo nos conformamos con las minúsculas salas del Shopping Liniers.
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